En el Tíbet secreto existen dos escuelas que se combaten mutuamente: quiero referirme claramente a las instituciones Mahayana y Hinayana. En nuestro próximo capítulo hablaremos sobre la primera de estas dos instituciones; ahora sólo nos preocuparemos por la escuela Hinayana. Es ostensible que el Camino Hinayana resulta en el fondo profundamente búdhico y crístico. En este misterioso camino encontramos con asombroso místico a los fieles custodios del Santo Grial, o de la Piedra iniciática, es decir, de la Suprema Religión Síntesis, que fue la primitiva de la humanidad: la Doctrina de la Magia Sexual. Jana, Swana o Jaina, es pues la doctrina de ese viejo Dios de la lucha y de la acción, llamado Jano, el Señor Divino de dos caras, transposición andrógina del Hermes egipcio y de muchos otros dioses de los panteones mayas-quiches y aztecas, cuyas imponentes y majestuosas esculturas cinceladas en la roca viva aun se pueden ver en México. El mito greco-romano conserva todavía el recuerdo del destierro de Jano o Jainos a Italia, por haberle arrojado del cielo Cronos o Saturno, es decir, la recordación legendaria de su descenso a la Tierra como instructor y guía de la humanidad para dar a ésta la primitiva Religión Natural Jina o Jaina. Janna o Jaina es también obviamente la maravillosa doctrina chino-tibetana de Dan, Chhan Dzan, Shuan, Ioan, Huan o Dhyan-Choan, características de todas las escuelas esotéricas del mundo ario con raíces en la sumergida Atlántida. La Doctrina Secreta, la Doctrina Jaina primitiva, se fundamenta en la Piedra Filosofal, en el Sexo, en el Sahaja Maithuna. Doctrina gnóstica infinitamente superior, por más antigua al propio brahmanismo, la primitiva escuela Hinayana, la del estrecho sendero que conduce a la Luz. Doctrina de salvación realmente admirable, de la que en Asia Central y en China quedan muchísimos recuerdos, como quedan también en la masonería universal, donde aun encontramos, por ejemplo, la supervivencia de la simbólica cruz jaina o swástika (de Swan, el Hamsa, el Cisne, el Ave Fénix, la Paloma del Espíritu Santo o Paráclito, Alma del Templo del Grial, Nous o Espíritu que no es sino el Ser o Dhyani del hombre). Aun en estos tiempos modernos todavía podemos hallar rastros en Irlanda de esos 23 profetas dijnas o conquistadores de Almas que fueron enviados en todas las direcciones del mundo por el fundador del jainismo, el Rishi-Baja-Deva. En instantes en que escribo estas líneas vienen a mi memoria recuerdos trascendentales. En uno de tantos pasillos de un antiguo palacio, no importa la fecha, ni la hora, bebiendo agua con limón en copas deliciosas de fino bacará, junto con un grupo muy selecto de Elohim, dije: -Yo necesito descansar por un tiempo entre la felicidad; hace varios mahamvantaras estoy ayudando a la humanidad y ya estoy cansado". -"La mayor felicidad es tener a Dios adentro", contestó un arcángel muy amigo... Aquellas palabras me dejaron perplejo, confundido; pensé en el Nirvana, en el Maha-Paranirvana, etc. Habitando en regiones de tan intensiva felicidad, ¿podría acaso alguna criatura no ser feliz? ¿Cómo? ¿Por qué? ¿Por no tener la Mónada dentro? Lleno pues de tantas dudas resolví consultar al viejo sabio Jano, el Dios viviente de la ciencia Jinas. Antes de entrar en su morada hice ante el Guardián un saludo secreto; avancé ante los vigilantes y les saludé con otro saludo y por último tuve la dicha de encontrarme frente al Dios Jano. -"Falta otro saludo", dijo el Venerable. -"No hay mejor saludo que el del corazón tranquilo". Así respondí a tiempo que devotamente ponía mis manos en el cardias. -"Está bien", dijo el Sabio. Cuando quise hacerle preguntas que disiparan mis consabidas dudas, el Anciano sin hablar ni una sola palabra depositó la respuesta en el fondo de mi Conciencia. Tal respuesta podemos resumirla así: "Aunque un hombre habitara en el Nirvana o en cualquier otra región de dichas infinitas, si no tiene a Dios adentro, no sería feliz". "Empero, si viviese en los mundos infiernos o en la cárcel más inmunda de la Tierra, teniendo a Dios adentro sería feliz". Concluiremos este capítulo diciendo: la Escuela Hinayana, con su esoterismo de fondo, nos conduce por la Vía Sexual hasta la encarnación del Verbo y la Liberación Final. Oremus...
(el misterio del aureo florecer cap XXVII.)
VENERABLE MAESTRO SAMAEL AUN WEOR...