ACLARACION:
He tomado la decisión de hablar en vista de que definitivamente la
Pistis Sophia no sido comprendida, ni creo que vaya a comprenderse.
Para realmente entender la profunda enseñanza que se ha entregado al
develar el más importante documento del gnosticismo antiguo, es
necesario vivir conscientemente todos los cantos de la Pistis
Sophia, tal como los vivió el V.M. Samael Aun Weor, quien en vida
llevara el nombre profano de Víctor Manuel Gómez R.
Toda persona que tiene acceso a este conocimiento está siendo
continuamente sometida a pruebas y la más importante es la de la
fidelidad, ya sea hacia la Logia Blanca, a la amistad y,
especialmente, hacia el cónyuge. Cuando mi difunto esposo se
encontraba develando la Pistis Sophía le hice ver el inconveniente
que habría si la gente interpretaba literalmente lo expuesto a
propósito del cambio de vaso hermético, y me dijo que era
sencillamente una prueba para todos aquellos que se decían
gnósticos, que era una "cascarita", a ver si se resbalaban con ella.
El hecho es que los resbalones han sido muchos y muy nutridos. El
sexo sigue siendo la roca de tropiezo y la piedra de escándalo; la
humanidad realmente no está preparada para comprender a la Pistis
Sophia en general, ni este punto en especial.
Para que sea viable el cambio de vaso hermético es indispensable que
se acuda conscientemente ante el Tribunal de la Justicia Cósmica y
recabar su autorización, pues de no ser así se comete adulterio, con
todas sus consecuencias.
El ego animal siempre anda haciendo de las suyas y hemos visto con
tristeza que muchos que se dicen firmes en este camino, después de
haber convivido toda una vida con su mujer, ya que la llenaron de
hijos, motivados por su lujuria la abandonan y toman una jovencita
dizque para "trabajar", so pretexto de lo que el V.M. Samael Aun
Weor señala en la Pistis Sophia.
Mientras no se elimine el ego, no habrá comprensión de esta sagrada
enseñanza, será imposible el despertar de la conciencia y, por ende,
no se estará en condiciones de lograr autorización alguna por parte
del Tribunal para cambiar de vaso hermético. Por tanto, en vez de
andar pensando en dichos cambios, hay que dedicarse a morir
internamente y a continuamente aprender a convivir con el cónyuge.
Sin embargo, no me extraña la infidelidad hacia el cónyuge, hacia
los amigos, familiares, instituciones y la Blanca Hermandad, cuando
continuamente existe traición hacia la Divinidad que llevamos dentro.
Así pues, quedan todos advertidos y no se extrañen que no opere la
misericordia del tribunal para aquellos que por su desmedido orgullo
persistan en ser infieles.
La paz sea con ustedes.
V. M. Litelantes...