Hace algún tiempo, en el Tibet Oriental, dentro del Monasterio del Dalai Lama, hube de "hacer cola" -con algunos monjes- con el propósito de entrevistarme, personalmente, con el Citado Maestro. Habían muchos monjes que querían platicar con el Dalai. Obviamente, debería yo tener paciencia: y, ciertamente, procedí así. Más en verdad les digo, hermanos, que no fue necesario aguardar mucho tiempo: el Dalai me llamó aparte, y claro, me atendió primero -quiero referirme en forma enfática, no al actual Dalai Lama que está refugiado en el Norte de la India, sino a su antecesor, el décimo segundo-.
Claro, no está de más decirles que algunos monjes "cuchicheaban" entre sí, diciendo: "Nosotros también somos hombres, ¿y cómo es posible que a éste se le conceda el paso, primero que a nosotros?". Yo alcancé a percibir sus palabras -y el Dalai también- comentando le dije a él: "estos mojes creen que son hombres, pero tú sabes muy bien que hombres solamente son los Budas". Sonriendo, el Dalai me dijo: "Si, eso es cierto, pero hay que callar, no debemos decirles nada..." Dentro del patio del monasterio, platicamos muchas cosas importantes -con aquél gran Maestro-. Han pasado muchos años -desde aquella época- y ahora aquí, con ustedes, no puedo menos que recordar aquél evento...
A los sagrados, Suaves en Gloria, Poderosos en las Palabras, Puros de Mente, Divinamente Sabios, Recipientes de la Fe, Anchos como el Océano... V.M.SAMAEL AUN WEOR ... V.M.LITELANTES... Con amor eterno a nuestros Gurus... Puedan ellos, maestros perfectos, Ser de beneficio, no tan solo para mí, Sino también para todos los seres. Pueda la ignorancia (EGO), única causa real del sufrimiento, ser erradicada totalmente de las mentes de todos los seres vivos.